hurté el corazón a mi cuerpo para dártelo,
rematé mi propio ser y más
para obtener un beso tuyo como resultado.
Abandoné mi persona por seguir la
tuya,
caminé por el mundo para tu
felicidad,
entregué mucho más que a mí mismo
para poder ser correspondido.
El dolor de tu ausencia,
la soledad como compañera
y nuevamente la locura por la
abstinencia,
son una coctelera de venenos para no
olvidar.
06/02/2010